Borrador para una exposición
sin título (cap.II)
20 enero – 7 mayo, 2017
Organización: Centro de
Arte Dos de Mayo en Avda. Constitución, 23, (28931) Móstoles, Madrid.
Co-producida con el museo MARCO, Museo de Arte Conemporánea de Vigo
Comisariado: Manuel
Segade
Elena
Revilla López
“La tarea de la teoría queer y del
activismo es, sin duda, hacer que sea más fácil respirar, moverse por la calle,
obtener reconocimiento cuando lo necesitamos y tener una vida que podamos
afirmar con placer y alegría, incluso en medio de las dificultades”.
Estas palabras de la filósofa estadounidense Judith Butler reflejan a la
perfección qué es aquello que podemos sentir y percibir cuando ponemos nuestro
pie en el Centro de Arte Dos de Mayo. Móstoles me recibe en un día frío y
lluvioso, y yo, como de costumbre, me encuentro expectante y con las mismas
dudas de siempre, sin saber qué es exactamente lo que voy a encontrar una vez
que traspase el corazón del CA2M, la antigua construcción tradicional conocida
bajo el nombre de la Casona, y suba posteriormente en el ascensor hasta la
tercera planta del centro. Allí el espectador podrá descubrir Borrador para una exposición sin título
(cap.II), una selección antológica de obras del colectivo de artistas
formado por Ana Carceller (Madrid, 1964) y Helena Cabello (París, 1963). Dando
un paseo por las diferentes salas, con un característico recorrido de estructura circular, podemos ver un gran
número de instalaciones multimedia con performance,
vídeo, dibujo, fotografía o escritura, donde a simple vista podemos ver la total
ausencia del arte más puramente académico: la pintura, de la que claramente, al
menos en este espacio, hay que huir lo más rápidamente posible.
Se
vislumbra en el trasfondo expositivo una dura crítica que va mucho más allá que
una reivindicativa acción feminista. El espectador será el elemento clave que
tendrá que enfrentarse a su propia bipolaridad y duplicidad emocional teniendo
que elegir cuánto desea adentrarse en sus juegos de dobles donde aparentemente
parece estar todo construido, sin embargo asistiremos a la más pura performatividad
del género. No miento si digo que la sorpresa me sacude a medida que voy
avanzando por los pasillos del centro al ver cómo los ambientes cambian
continuamente. Podemos pasar desde sentir la más profunda soledad y melancolía
con las dos series fotográficas de Sin
Título (Utopía) (1998), protagonizadas por solitarias piscinas y bares de
ambiente a día de hoy desaparecidos, a la creación y búsqueda automática de
nuestra identidad. Identificación que podrá verse transformada a través de
estas nuevas interpretaciones del espacio, incluyendo nuevos aspectos de la
política del drag o de la acción queer guiadas por una corriente
artística puramente performativa, como ejemplo podemos encontrar El Estado de la Cuestión _un ensayo
performativo (2015). Confirmación del hecho de que las locas pomposas ya se
han vuelto demasiado mainstream para
el espectador o quizás este mérito sea de Cecilia Cruz y su repetitiva canción
de La vida es un carnaval, generadora
de los mayores éxtasis de las verbenas de pueblo, las responsables de que las coloridas
plumas dejen de estar de moda. Sin embargo, las artistas insisten y profundizan
en esta temática haciendo un nuevo enfoque de las brillantes lentejuelas, el glamour y los movimientos rítmicos
ensayados una y otra vez.
Cabello/Carceller
saben cómo mostrar al espectador un tema vital que, por suerte, cada vez está
más en consideración en el mundo del arte: la cuestión de género. Se adentran en
la fibra interna del visitante a través de una narrativa expositiva fresca y
perceptible para todo tipo de públicos. Sin embargo, el verdadero éxito que
encuentro en esta exposición es el modo en el que llevan a cabo las ideas que
quieren dar, reactivando con prácticas interdisciplinares la teoría queer con el uso de la banalización de
la cultura. Y todo esto, teniendo como referencia nuestros múltiples y
reiterativos paseos por exposiciones convencionales, es de agradecer.
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