Ficciones y territorios. Arte para pensar la nueva razón del mundo
MNCARS, Madrid
Del 26 de octubre de 2016 al 13 de marzo de 2017
Marta del Castillo Bravo
«Las
narraciones historiográficas, aunque estén basadas en realidades, operan como
ficciones. Los relatos que construyes como historiador, con la mediación de la
institución, son enunciados que tienen efectos sobre la realidad del presente.
Modifican también la percepción colectiva que se tiene del pasado. Las
ficciones y el discurso no sólo reflejan la estructura de poder, sino que
constituyen el propio poder por el que se lucha, especialmente hoy. »
Conversación con
Manuel Borja-Villel,
Marcelo Expósito (Ed. Turpial 2015) pg. 104
Comisariada
a cinco bandas (el director del MNCARS e historiador del arte Manuel
Borja-Villel, la jefa de Colecciones de la institución Rosario Peiró, y las
comisarias Cristina Cámara, Beatriz Herráez y Lola Hinojosa), Ficciones y territorios cierra y abre el
ciclo 2016-2017 del MNCARS. La elección de los contenidos responde a la
voluntad de poner en común las prácticas artísticas adquiridas por la
institución y desarrolladas internacionalmente desde los últimos 20 años que apelan a
los efectos arrasadores de un neoliberalismo global. El subtítulo Arte para pensar la nueva razón del mundo
hace referencia a la publicación de Pierre Dardot y Christian Laval La nueva razón del mundo: Ensayo sobre la
sociedad neoliberal (2013), y el conjunto de las obras escogidas propone
una mirada constante sobre los agentes, prácticas y medios que intervienen en
la creación de subjetividades políticas contemporáneas, pero sobre todo una
mirada sobre los cuerpos que reciben el impacto.
Es
interesante en este sentido el modelo de exposición-ensayo articulada a partir
de ocho episodios (Globalización y territorio, Ficciones políticas, Territorios
no gobernados, La ciudad “otra”, El trabajo y la plata, Poética de lo diverso,
Modernidad fuera de tiempo y Vidas imaginarias) que ofrecen diferentes perspectivas
y contextos de lo que ocurre dentro y fuera, siendo cruciales la potencial
comunicación y transvase de conceptos entre salas y el diálogo entre piezas que
caracteriza este tipo de montaje. Destacar sobre todo la pieza que abre la
exposición, Analogue 1998-2009, de
Zoe Leonard (que tuvo una exposición retrospectiva en 2008 en el mismo museo),
que ya provoca una reflexión en torno a la red de conexiones del capitalismo
corporativo entre zonas geopolíticas más o menos desarrolladas y su
interdependencia, y cuyo montaje forma diálogos cruzados entre escaparates y
productos de los barrios bajos de NY y el recorrido en sus lugares de destino,
en torno al concepto de obsolescencia. Pero también se rescata la idea de “frontera”
como lugar no regulado, o casi prostituido en su regulación, a partir del
documental On translation: Miedo/Jauf
(2007) de Antoni Muntadas que nos recuerda a través del montaje entre
documental y cultura popular nuestra condición de cómplices en la producción y transmisión
de estereotipos en torno a la cultura árabe como parte de una superestructura
mucho más compleja y organizada. Resaltar también la pieza audiovisual de
Joaquim Jordà De niños (2003), que es
capaz de sintetizar a partir de un falso caso judicial de pederastia en el barrio del
Raval de Barcelona los conflictos y contradicciones que se producen en los
procesos de higienización urbanística (y pelotazos, que vienen bien a cuento en
nuestra actualidad) desde la mal entendida Transición. Enumerar la cantidad y
calidad de las piezas seleccionadas puede ser una tarea abrumadora (pues cuenta
nada menos que con 52 artistas), no obstante también hay que apuntar que
algunas como La rueda dentada (2009)
de Asier Mendizábal, Empire (or K.D) (2013-2011)
de Jorge Ribalta o Top 30 (2008) de
Juan Ugalde, entre otras, no funcionan como se pretendía dentro del montaje
por el motivo siempre recurrido de “ninguna justificación en la cartela”.
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