lunes, 27 de febrero de 2017

¿Fin de la cita?

Borrador para una exposición sin título (cap. II)
Comisario: Manuel Segade
Centro de Arte 2 de Mayo, Móstoles
Hasta el 7 de mayo de 2017

Aitor Merino Martínez

«Atención. Empezamos a estar satisfechos. Deberíamos atrevernos a utilizar de nuevo la palabra: Resistencia» - Del oficio del ser visto, Juan Muñoz

El nuevo director del Centro de Arte 2 de Mayo de Móstoles, Manuel Segade, ejerce esta vez como comisario de la exposición antológica de las artistas Cabello/Carceller. Durante los casi 30 años de su trayectoria han utilizado toda clase de medios para la crítica de los sistemas hegemónicos de representación y la exclusión de las minorías que llevan consigo, leitmotiv de la mayor parte de su producción. La solidez de sus propuestas han convertido su carrera artística en una de las más reputadas del panorama español, algo que las llevó a formar parte del Pabellón Español en la Bienal de Venecia de 2015 junto a los artistas Pepo Salazar y Francesc Ruiz. La presente muestra realiza un recorrido de amplia cronología por su producción, desde sus primeros trabajos a inicios de los 90 hasta los más actuales, marcados por el auge del neoliberalismo.

En su obra se pone especialmente de manifiesto el ya famoso “lo personal es político” de Kate Millet. Sus vivencias autobiográficas exceden sus propias vidas y se convierten en referentes de una exclusión más generalizada. Ya sea mediante la apropiación del insulto “bolleras” (como anteriormente sucedió con el término queer) o la utilización de su papel público para rememorar a las víctimas de la LGTBfobia en España, Cabello/Carceller ejercen un papel activo y activista en la defensa de una “otra” realidad, no apoyada o visible en los circuitos mayoritarios. No obstante, lo más característico de su producción son los continuos guiños y apropiaciones que hacen de la historia del arte. La figura referencial de Félix González-Torres se vislumbra a lo largo de la mayor parte de su producción, entrecortándose con otras referencias tanto a artistas como Malevich o David Hockney como a elementos iconográficos fílmicos o el ya famoso urinario (obviamente masculino). El vídeo que recibe a los visitantes, The End (después y antes), que forzosamente me obliga a recordar los campos sembrados de butacas de Perejaume, nos pone en contacto con esta dislocación entre tiempo y espacio. Lo que vemos y lo que oímos tal vez no sea exactamente lo que hay, sino más bien un pequeño rescoldo de lo que hubo.

Ante la producción de Cabello/Carceller, de la que personalmente me considero gran admirador, no puedo dejar de sentir esa sensación de anacronismo. Un discurso fundamentado en la crítica del género en pleno 2017 parece ser un último coletazo de una producción marcada por las revueltas sociales a favor de la liberación sexual, pero también impregnada de pesimismo ante la pronta y repentina muerte de muchos de sus máximos exponentes a causa del sida (Pepe Espaliú, González Torres y su pareja, Keith Haring…). No obstante, Cabello/Carceller incorporan a dicho discurso referencias de total actualidad que mantienen su producción en continua vigencia. Estas referencias se ponen especialmente de manifiesto en el vídeo-ensayo El estado de la cuestión, incorporando elementos como la nacionalidad y la inmigración. Pese a la gran cantidad de bibliografía que apoya su producción, resulta complicado no tener cierta sensación de monotonía temática. No obstante, la alternancia de soportes/medios y la inclusión de la música en algunos de sus trabajos ayudan a generar la sensación de mayor dinamismo.

Tanto esta exposición como la mayor parte de la producción de Cabello/Carceller intentan mantener vivo un discurso crítico abandonado por el propio progreso social (hacia la aparente tolerancia) y la pérdida de sus máximos representantes. Pese a sus en ocasiones forzados intentos de actualizar dichos discursos (sólo es necesario rememorar su última exposición en la Galería Elba Benítez rapeando los textos de Foucault, Sontag, Butler y Mbembe), la proyección internacional de su trabajo las convierte en referentes de un tipo de producción en peligro de extinción.



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