martes, 14 de febrero de 2017

La burbuja que nos explotó en la cara



Ficciones y territorios. Arte para pensar la nueva razón del mundo.
Exposición del 26 de octubre de 2016 al 13 de marzo de 2017.
Edificio Sabatini, Planta 3. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Rocío Martínez Martínez.

La exposición es completamente inabarcable, con una gran carga visual ya que las obras son la mayoría, fotografías y vídeos. El museo Reina Sofía pretende en este caso, dar visibilidad a obras adquiridas desde los años noventa hasta la actualidad, ligadas a lo social, a lo político y a lo económico intentando crear un discurso bastante pesimista de la historia mundial desde los años ya citados, además de lanzar un mensaje bastante revolucionario a mi parecer, y digo intenta, porque fracasa estrepitosamente. La visita a la exposición se convierte en algo tedioso, el público recorre las salas totalmente abarrotadas de obras que, en la mayoría de los casos no tienen relación entre sí además de que hay una gran falta de información para el espectador que se siente totalmente perdido en un discurso, ya de por sí, bastante complejo. Abarca varios conflictos políticos y sociales que han ocurrido en varios países, centrándose en España y en la burbuja inmobiliaria que retrata tanto con fotografías como con documentales, de una duración bastante extensa algo que aleja también al público y que hace la visita lenta y obliga al espectador a recorrerla parándose en algunas obras hasta ochenta minutos.

La sala que más me ha llamado la atención y en la que voy a centrarme, ha sido la que muestra una serie de fotografías de Hans Haacke titulada Castillos en el aire de 2012,  una serie de fotografías colgadas en una cuerda con pinzas de ropa, algo que conjuga con el contexto. En estas fotografías se muestra un barrio periférico de Madrid (el ensanche de Vallecas) dedicadas a la nomenclatura de sus calles y a esa burbuja inmobiliaria que se llevó a cabo en España desde los años 90. En ellas, se observa la explotación del suelo y como de ello sólo nos quedan calles desiertas a medio construir, algo que se nos antoja desolador. Pone en contacto el mundo artístico con esa burbuja debido a que las calles se nombran con estilos artísticos. En mi opinión, esta serie funciona bien en la exposición y muestra al espectador de una forma bastante cercana, la situación en la que se encuentra nuestro país desde hace algunos años debido a la crisis, por lo que tiene un discurso político fundamental que en este caso, sí creo que funciona bien. Al lado de estas fotografías se reproduce un vídeo de Patricia Esquivias titulado Folklore #2 de 2008 que, según dice el folleto de la exposición “propone narrativas y metodologías de investigación que escapan a los modelos dominantes”, compara a Julio Iglesias con Felipe II relacionando esas dos épocas de España y su esplendor, algo que, si soy sincera, me impresionó bastante y me hizo tomar una actitud bastante escéptica desde un principio pero que, al final resultó algo bastante original aunque sí es cierto, que no vi muy bien la relación con la obra de Hans Haacke, volviendo con ello a la incomprensión de la exposición que antes he comentado.


En conclusión, creo que la exposición se reduce a una experiencia bastante compleja y extensa en la que aludiendo al título de esta crítica, el Museo Reina Sofía ha creado un discurso poco atrayente para un público general que llega a “explotarles en la cara” ya que, en mi opinión, sólo un público especializado podría llegar a entenderla en su totalidad, algo que es de señalar, ya que lo que intentan retratar es una época de gran importancia tanto en lo social como en lo político, pero que no han conseguido hacer accesible al espectador mediante las obras expuestas y la escasa información  que dan acerca de ellas. 

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