Ficciones y
territorios. Arte para pensar la nueva razón del mundo.
Exposición del 26
de octubre de 2016 al 13 de marzo de 2017.
Edificio Sabatini,
Planta 3. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Rocío Martínez Martínez.
La exposición es completamente inabarcable, con una
gran carga visual ya que las obras son la mayoría, fotografías y vídeos. El
museo Reina Sofía pretende en este caso, dar visibilidad a obras adquiridas
desde los años noventa hasta la actualidad, ligadas a lo social, a lo político
y a lo económico intentando crear un discurso bastante pesimista de la historia
mundial desde los años ya citados, además de lanzar un mensaje bastante
revolucionario a mi parecer, y digo intenta, porque fracasa estrepitosamente.
La visita a la exposición se convierte en algo tedioso, el público recorre las
salas totalmente abarrotadas de obras que, en la mayoría de los casos no tienen
relación entre sí además de que hay una gran falta de información para el
espectador que se siente totalmente perdido en un discurso, ya de por sí,
bastante complejo. Abarca varios conflictos políticos y sociales que han
ocurrido en varios países, centrándose en España y en la burbuja inmobiliaria
que retrata tanto con fotografías como con documentales, de una duración
bastante extensa algo que aleja también al público y que hace la visita lenta y
obliga al espectador a recorrerla parándose en algunas obras hasta ochenta
minutos.
La sala que más me ha llamado la atención y en la que
voy a centrarme, ha sido la que muestra una serie de fotografías de Hans Haacke
titulada Castillos en el aire de
2012, una serie de fotografías colgadas
en una cuerda con pinzas de ropa, algo que conjuga con el contexto. En estas
fotografías se muestra un barrio periférico de Madrid (el ensanche de Vallecas)
dedicadas a la nomenclatura de sus calles y a esa burbuja inmobiliaria que se
llevó a cabo en España desde los años 90. En ellas, se observa la explotación
del suelo y como de ello sólo nos quedan calles desiertas a medio construir,
algo que se nos antoja desolador. Pone en contacto el mundo artístico con esa
burbuja debido a que las calles se nombran con estilos artísticos. En mi
opinión, esta serie funciona bien en la exposición y muestra al espectador de
una forma bastante cercana, la situación en la que se encuentra nuestro país
desde hace algunos años debido a la crisis, por lo que tiene un discurso
político fundamental que en este caso, sí creo que funciona bien. Al lado de
estas fotografías se reproduce un vídeo de Patricia Esquivias titulado Folklore #2 de 2008 que, según dice el
folleto de la exposición “propone narrativas y metodologías de investigación
que escapan a los modelos dominantes”, compara a Julio Iglesias con Felipe II
relacionando esas dos épocas de España y su esplendor, algo que, si soy
sincera, me impresionó bastante y me hizo tomar una actitud bastante escéptica
desde un principio pero que, al final resultó algo bastante original aunque sí
es cierto, que no vi muy bien la relación con la obra de Hans Haacke, volviendo
con ello a la incomprensión de la exposición que antes he comentado.
En conclusión, creo que la exposición se reduce a una
experiencia bastante compleja y extensa en la que aludiendo al título de esta
crítica, el Museo Reina Sofía ha creado un discurso poco atrayente para un
público general que llega a “explotarles en la cara” ya que, en mi opinión,
sólo un público especializado podría llegar a entenderla en su totalidad, algo
que es de señalar, ya que lo que intentan retratar es una época de gran
importancia tanto en lo social como en lo político, pero que no han conseguido
hacer accesible al espectador mediante las obras expuestas y la escasa
información que dan acerca de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario