Borrador de una exposición sin título (cap. II).
Cabello / Carceller
Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) - Móstoles.
Desde el 20 de enero hasta el 7 de mayo de 2017
David Arévalo del Pozo
“Borrador para una exposición sin
título”, es una exposición realizada por Helena Cabello y Ana Canceller, dos
mujeres que iniciaron su colaboración a principios de los noventa, y que desde entonces desarrollan un trabajo interdisciplinar
que utiliza diferentes medios de expresión,
performance, videos, dibujos… cuya intención es interrogar los modos de representación
hegemónicos en las practicas visuales y proponer alternativas criticas. Las
artistas ofrecen opciones a los relatos convencionales sobre las minorías
socio-políticas, incluyendo en ellas la discusión sobre el papel de la producción
artística contemporánea. Su método está basado en la colaboración mutua y en la
incorporación de agentes externos, esto les ha permitido dar representación a
desplazamientos y desajustes que revelan resistencias y divergencias frente a
los valores establecidos, sobre todo a lo que concierne a la crítica de género.
La exposición presenta las obras como un dispositivo de representación: un
espacio teatralizado basado en la repetición, la mismidad y el juego de dobles,
donde las obras y los tiempos se yuxtaponen para poner el acento en la actualidad
permanente de su aparato crítico.
La exposición está concebida como
una infiltración, contaminando la institución con un tipo de discurso que
normalmente permanece invisible u oculto. Los diferentes espacios expositivos
superponen diversos momentos de su trayectoria para restaurar la complejidad
temporal de la experiencia vital más allá de la idea de un progreso lineal: las
obras se refieren unas a otras en un sentido cronopolítico, donde las piezas más
antiguas puedan entenderse como comentarios o referencias para la construcción del
sentido de las más recientes. En un juego que se repite a lo largo de toda la exposición,
las piezas más antiguas o de menor duración funcionan en cierto modo como
apuntes al pie de otras obras, pero sobre todo como un medio para acortar
distancias y ahondar en el concepto de retrospectiva no como evolución o
progreso, sino como un trabajo continuado e intermitente.
El comienzo de la exposición se
presenta como una sala de lectura, en la que hay documentación y referencias bibliográficas,
acompañadas de una cronología subjetiva en relación con los movimientos y la teoría
del género a escala internacional. Esto indica la necesidad de un espectador
que esté activo, ya que crea una diferencia significativa con respecto a las
intenciones de sus autoras; una desviación estimulada y acrecentada por el
resto de la exposición. La cronología resalta hechos de pasado con respecto al
presente, yuxtapone los hitos de una trayectoria a lo cotidiano de las
conquistas y decepciones de las políticas de género y sus manifestaciones
culturales.
La exposición presenta las obras
como un dispositivo de representación. La proyección “The End” sirve de entrada
a la exposición, así como las dos piezas que sirvieron para revisar de forma
pionera el feminismo de los 70, “Un beso” y “Bollos”.
En la sala central está el
Archivo: Drag Modelos pone de relieve la idea de dobles sobre la que las
artistas han trabajo muchísimo. Modelos que han elegido un modelo sobre el que
realizar su pose, del que apropiarse para demostrar como toda posición de géneros
es siempre una copia y nunca un original.
La exposición se completa con
varias obras especialmente relevantes, como “Suite Rivolta”, la proyección “Off
Escena: si yo fuera…”
La estructura circular pasa por el
acontecer: el listado de víctimas de la homofobia ocurre en la voz de un
performer en una metáfora de esa epidemia de significación queer.
Esta exposición desarrolla su
narrativa permitiendo la aparición de discursividades que normalmente se
someten a la ocultación.
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