martes, 28 de febrero de 2017

Una temporada de contemporaneidad perfecta


Fechas: 20 enero – 7 mayo de 2017
Institución: CA2M con la coo-producción de MARCO
Comisario: Manuel Segade
Descripción: Desde 1992, Cabello/Carceller (París, 1963/Madrid, 1964) desarrollan un proyecto artístico común centrado en una crítica de la cultura visual hegemónica. Herramientas de la teoría feminista, queer y decolonial, los estudios visuales y culturales les han servido a lo largo de los años para producir un cuerpo de trabajo que pone en cuestión el modelo neoliberal de producción social. Mediante prácticas interdisciplinares ofrecen alternativas a los relatos convencionales sobre las minorías políticas, incluyendo en ellas la discusión sobre el papel de la producción artística contemporánea. Su método, basado en la colaboración mutua y en la incorporación de actores y agentes externos, les ha permitido dar representación a desplazamientos y desajustes que revelan resistencias y divergencias frente a los valores establecidos.
Después de su presencia en el Pabellón Español de la última Bienal de Venecia, esta exposición es la primera revisión retrospectiva de su trayectoria, que permite situar sus últimos proyectos dentro de un contexto que arranca en las Guerras Culturales de finales de los ochenta —su época de formación— hasta las revueltas sociales contra el regreso al orden neoliberal de los últimos años.

Publicaciones:

Se editará un catálogo de la muestra.


By Alvaro Orosa Talarewitz






Aunque al decir de Peggy Gugenheim, “aquello que está de moda ha dejado realmente de estar de moda”, y es que las cuestiones feministas nunca han estado en un estado tan candente como ahora mismo, en la exposición de Cabello y Carceller. Si contemplamos seriamente la pregunta ¿qué es el arte contemporáneo?, no podría describir, al menos tal y como las expone el CA2M, una mejor temporada de contemporaneidad perfecta. Es, desde todos los puntos que podamos intentar plantearnos en torno a esa pregunta, una buena reflexión sobre lo que acontece al arte como espacio desde 1990.

Pero, ¿A qué me refiero con una reflexión del arte como espacio? Concretamente estoy pensando en la obra publicada por Sternberg-Press de título “What is contemporary art? E-flux journal” donde a través de varios ensayos se trata de responder a lo que, en mi más humilde opinión, es una de las preguntas más complejas que se ha tratado de responder hasta el momento. Así podremos encontrar que el arte contemporáneo es el espacio de la subversión, un lugar para la lucha y la rebeldía a través de la imagen. Si a través de las series que nos muestran las artistas y el comisario en la exposición, no podemos detectar una afilada ironía que sirve como un arma de guerra, no sé en qué exposición podremos encontrarla. Casi recuerda a la cita que se puede extraer de la famosa serie de televisión producida por el canal privado HBO, “Game of Thrones”, donde el personaje Tyrion Lannister exclama “Nunca olvides lo que eres. El resto del mundo no lo hará. Llévalo como una armadura y nunca podrá ser utilizado para hacerte daño". De esta manera términos como “bollo” para referirse a la condición del lesbianismo quedan desmantelados.

No obstante, el arte contemporáneo no es solamente un espacio de guerra, sino que además es en cierto modo el espacio de la memoria, al tiempo que es el espacio del olvido, y el espacio donde se está llegando tarde. Con series fotográficas de piscinas vacías y algunos locales en el momento de la post-party nos queda perfectamente clara la concepción sobre olvido y memoria en constante lucha. Es una realidad tan cierta como cualquier otra, que la mente humana es subjetiva, y que además para desgracia de algunos y fortuna de otros tiende hacia el olvido. Tiende a olvidar el porqué de las luchas o el peso de los sacrificios que se hicieron para conquistar algunos de los ideales que hoy en día disfrutamos. Por tanto, es de extrema relevancia el espacio de la memoria que Cabello y Carceller nos prestan, una especie de voz perdida que quiere susurrar “no olvides que perdimos para poder ganar…”

Guerra, memoria y presente. Tal vez no nuestro presente más inmediato, pero sí su presente. De esto trata todo esto, desde alguna perspectiva más concreta de eso ha ido gran parte del arte a lo largo de la historia: de capturar el presente que la rodea, de ofrecerlo al mundo, para que, de esta manera, tal y como aquellos seres extraños de la película Mad Max “seamos testigos”, para que podamos algún día ofrecer testimonio de lo ocurrido. De igual manera las fotografías y videos de la exposición, de una rabiosa actualidad, capturan a los grandes iconos de nuestro tiempo, haciendo cercano el arte que representan, creando, tal vez, un entorno lúdico donde el espectador realmente se sienta tocado. Y es que, por mucho que Peggy Gugenheim le pese, aunque al estar de moda haya dejado de estar de moda, disfrutaremos aún mucho tiempo del arte más absoluto, de unas contemporáneas perfectas.

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