martes, 28 de febrero de 2017

“Lo que yo haría sólo mío es un secreto”/ Off Escena: Si yo fuera...


Borrador para una exposición sin título (Cap. II)
Cabello/Carceller
Comisario: Manuel Segade
CA2M
Del 20 de enero al 7 de mayo de 2017

Marta del Castillo Bravo

La exposición retrospectiva del colectivo Cabello/Carceller en el CA2M comienza con un espacio de “archivo” que funciona como declaración de intenciones: “arrancar una exposición con una cronología es tradicional, pero no lo es cuando es propia y simultánea, como lo son las piezas que en ella se presentan”. Efectivamente, se trata de apropiarse y resignificar el texto, que en este caso combina los avances en materia de género y poscolonialismo desde el XVI con la trayectoria artística del colectivo, base de la línea de investigación y producción que han desarrollado desde su creación en 1990. Pero apropiarse del texto es también deconstruirlo (Derrida es una de las referencias en este espacio y diría que en toda la muestra), desdoblarlo y representarlo en cada una de las situaciones y voces que las artistas nos muestran en diálogo con el pasado. A raíz del encuentro entre esta breve introducción cronológica-bibliográfica y las piezas de la exhibición, flota en el ambiente la impresión de que hay unas realidades vivas, una resistencia de cuerpos con sus propias cronologías e historias más allá de los papeles asignados.

Y así es como se experimenta el recorrido. La disposición en loop sintoniza con la idea de que no hay principio ni fin preconcebido, sino lecturas abiertas y subjetivas, y se agudiza mucho más cuando las piezas que organizamos mentalmente en un espacio delimitado se descontrolan y diluyen por el resto de las salas. Esto es lo que sucede con la serie fotográfica Drag modelos (2007-en proceso) que combina retratos en gran formato sobre influencias cinematográficas a partir de la selección de estéticas masculinas por parte de diferentes sujetos europeos, en la mayoría de los casos acompañados de las transcripciones de sus discursos. La clara intención de re-politizar los cuerpos como forma de disidencia frente las identidades impuestas y dirigidas desde ‘lo social’ se manifiesta en los márgenes de una ficción desde lo real, como en la pieza que presentaron en el Pabellón español de la Bienal de Venecia (2015) El estado de la cuestión_un ensayo performativo. El foco se dirige hacia las minorías LGTB incluyendo lo decolonial, y concluye con una reapropiación de los sistemas de representación política: El drag es político, con la idea de actualizar las demandas de la famosa consigna de la tradición feminista de que “lo personal es político”. La muestra incluye también instalaciones en vídeo de una calidad notable, tanto en la formulación como en los medios. La apropiación de la técnica brechtiana del extrañamiento desde el desvelamiento de los contextos espaciales, la deconstrucción misma de los actores por la voz del narrador,  los cortes e interrupciones o la toma de posición del performer que desvela su condición activa y que demanda lo mismo en un espectador pasivo, etc. funcionan de manera inmediata. Resaltar sobre todo algunos que incluyen sujetos amateurs como Off Escena: Si yo fuera… (2010-11) o Bailar El género en disputa (2013-15) a propósito de la identidad performativa.


Las lecturas de la exposición pretenden emerger desde los márgenes sistémicos y crear sus propios discursos, relatos y temporalidades. El colectivo sintoniza con las propuestas post-feministas desarrolladas a partir de los años 90 (con Judith Butler o Eve Kosovsky Sedgwick entre muchas otras) o la teoría queer, donde lo fundamental es asumir las subjetividades como agentes inestables, en continua negociación con su identidad, frente a los comportamientos, estéticas y construcciones tradicionales que todos asimilamos como una forma de “inconsciente social” (término de Fromm rescatado por Terry Eagleton en Cultura, Taurus 2016). Finalizar el tránsito frente a la pieza Donde todos son culpables, nadie lo es (After Hannah Arendt) (2017) que visibiliza las víctimas de la LGTBfobia y suspendida sobre el High-Rise de Sergio Prego (¿casualidad?) deja, pese a todo, una sensación de mínima satisfacción (que no complacencia) hacia la producción del colectivo. 

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