lunes, 27 de febrero de 2017

Hollywood fragmentado

Borrador para una exposición sin título  (CAP.II) Cabello/Carceller
Centro de Arte Dos de Mayo
20 enero- 7 mayo 2017
Comisariado – Manuel Segade   

Vanessa Álvarez 


“Los auténticos actores son esa raza indomable que interpreta los anhelos y fantasmas del inconsciente colectivo”. 
Ana Diosdado.


Cabello/Carceller, Helena/Ana (París/Madrid, 1963/1964) son dos artistas interdisciplinares que comienzan a trabajar juntas a comienzos de los noventa y experimentan con diversos medios como la performance, el vídeo, el dibujo, etc. Con sus obras pretenden poner en el foco las prácticas visuales dominantes o hegemónicas y cuestionarlas a través de estrategias políticas o enfoques comprometidos, para mostrar como sus narrativas desatienden a determinadas minorías, aunque de manera habitual aparentan darlas cabida y representación. Para mostrar la contradicción de estas estructuras realizan sus obras con personajes (amateurs o profesionales) y los confrontan con textos, situaciones… de este modo, se puede apreciar como el personaje queda aislado cuando se le inserta en un mundo donde predominan estas narrativas, que como decíamos son dominantes o hegemónicas y que son frecuentemente apoyadas.  

Uno de los cuestionamientos que llevan a cabo Cabello/Carceller es sobre el cine, siendo uno de los medios de masas más consumidos y dónde se producen y crean ficciones convencionales, en las cuales se pueden crear procesos de identificación que no siempre se corresponden con la realidad, que atienden a convenciones establecidas y a patrones sociales concretos. Ellas plantean a través de su obra una alternativa crítica a estos modelos de narrativa cinematográfica, intentando que se puedan crear otros modelos, patrones, relaciones sociales, estéticas, etc. en definitiva, un nuevo imaginario colectivo que se sumerja en el discurso dominante y hegemónico al que está acostumbrado el consumidor.

Uno de los mejores exponentes de esta crítica es su obra Archivo: Drag modelos (2007 - actualidad), en ella presentan una serie de retratos fotográficos realizados a diversas personas a lo largo de Europa, en las cuales se puede apreciar la influencia de este medio de masas para la creación de una identidad alternativa, en lo que respecta a la masculinidad. En conjunto, todas estas imágenes nos muestran cómo se puede traspasar la barrera que limita una serie de identidades, en lo que respecta al género, dando cabida a otras muchas a través de la creación de nuevos modelos de comportamiento, así como nuevos modelos estéticos. Cabe destacar que esta obra y serie fotográfica realizada por Cabello/Carceller, tiene precedentes en cierta medida en lo que respecta al ámbito cinematográfico y es que, directores de cine como Pier Paolo Pasolini (1922-1975) a la hora de rodar películas buscaba en el rodaje “un ambiente de compañerismo. Los actores […] con frecuencia amateurs o gente ajena al cine, elegidos porque en la vida eran análogos al personaje que debían representar”, tal y como nos refleja Guillem Català en su artículo la Poesía del cine de Pasolini.  

La relación entre realidad-ficción y ficción-realidad, genera un gran contraste en el contexto en el que se inserta la obra y la imagen ya que, las personas representadas son acompañadas por un escenario, generalmente urbano, que no se sabe si son decorados artificiales, creados específicamente para la fotografía en cuestión o si son las ciudades donde habitan sus personajes. Estas personas fotografiadas, habitan en un mundo real pero que a la hora de ser representadas adquieren una “identidad” ficticia y se sumergen en un “mundo ficticio” o cinematográfico, siendo ahí donde se quieren dar a conocer esta serie de cuestiones, para que puedan llegar al público y se cree una conciencia colectiva de que hay una serie de géneros en la sociedad, considerados minoritarios y que no tienen tanta aceptación, ni representación por parte de las prácticas visuales. Este hecho, simplemente, en el que cuesta diferenciar la realidad de la ficción y viceversa, a la hora de hablar tanto de las personas como de los escenarios en los que se insertan, nos demuestra que hay una gran variedad de identidades y géneros en la sociedad y que todos ellos son igual de válidos.  



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