Esta exposición llamada Ficciones y Territorios realizada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, abarca las fechas del día 26 de octubre de 2016 hasta
el 13 de marzo de 2017. Está ubicada en el Edificio Sabatini en la tercera
planta. Esta comisariada por Manuel Borja-Villel, Cristina Cámara, Beatriz
Herráez, Lola Hinojosa y Rosario Peiró. Muestran una visión globalizada,
geopolítica que además analiza el lenguaje de la modernidad y los procesos
postcoloniales.
El MNCARS nos quiere mostrar sus fondos, siendo muchas de las obras
adquiridas recientemente. El discurso que han escogido para realizar esta
exposición es el de la terrible globalización, muestran con las fotografías,
los vídeos, las obras, etc… esa sociedad decaída donde cada vez va a peor.
Muestra la pobreza, el problema que tienen los inmigrantes, la gente que lucha
por su vida, y de una forma más escondida muestra como todos esos hilos que
manejan la sociedad vienen movidos por los de arriba. Es lo que refleja nuestra
sociedad de una manera u otra.
Lo que nos están haciendo ver es como nos estamos conformando con lo que
hay cuando en realidad están poniendo barreras al campo, cuando en realidad
todos sabemos lo que pasa, pero nadie hace nada. En este aspecto la exposición
hace que te remuevas por dentro en algunas partes, porque hay otras que no se
entiende nada o no viene a cuento.
Los artistas hicieron su trabajo, fotografías de gente obrera, vídeos
manifestando la opinión de la gente expulsada, vídeos mostrando su propia
opinión, fotografías de tiendas cerradas, algo de la vida de Carlos III que era
un poco imposible ubicar dentro de la exposición, y más si preguntas y te dan
un folleto. También había humor, pero era un humor escondido en palabras
infiltradas de las fotos. Estos artistas que son Zoe Leonard o Adriá Juliá
entre muchos otros, han querido hacer lo que he dicho antes, una muestra de la
sociedad de nuestro momento.
En cuanto a los aspectos técnicos de la exposición, vemos como las cartelas
son mínimas o no existen. Como las obras están descontextualizadas, vídeos que
no funcionan y que la agente de sala dice que no vienen a arreglarla con cara
de resentimiento. Fotografías y fotografías de lo mismo (de tiendas iguales de
Nueva York). La cara más cruda de la sociedad con los vídeos de la gente sin
recursos, o la vida de barrios obreros con un toque de humor.
Luego también me llamo la atención que algunas obras estaban
descontextualizadas, estoy casi segura de que el artista había elegido un
futuro diferente para su obra en el momento en que la realizó, como el de una
obra que era un libro que ponía “Roba este libro” y en realidad era para que se
quedara ahí y no la tocaras, sino las agentes de sala te cortaban las manos.
En definitiva, merece la pena ir a verla (pero teniendo mucho tiempo, para
asimilar y poder ver todos los vídeos (si funcionan)), como ya he dicho es una
visión de la sociedad en ocasiones un poco dura pero necesaria. Aunque también
hay que añadir que al estar, los medios de comunicación, constantemente
bombardeándonos con este tipo de imágenes, el corazón se va haciendo callo y no
impacta tanto.
Bárbara Alonso de la Fuente
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