martes, 14 de febrero de 2017

La modernidad es un ladrillo

Esta exposición se llama Ficciones y territorios: Arte para pensar la nueva razón del mundo, tiene lugar en el Museo de Arte Reina Sofía del 26 de octubre del 2016 al 13 de marzo de 2017, esta exposición es parte de la colección permanente del museo, compuesta en su mayor parte por adquisiciones recientes. La exposición se basa en la obra de diversos artistas, mayormente fotográfica y audiovisual, como Zoe Leonard, Allan Seluka, María Ruido, Patrick Faigenbaum...

Para comenzar con mi crítica, en primer lugar me gustaría hablar de la exposición en su sentido mas museográfico: contenido expositivo, colocación del mismo, cartelas, orden etc... La exposición tiene muy bien marcadas las salas que ocupa mediante planos, hasta aquí podría parecer fácil y sencillo, pero nada más lejos de la realidad, es cierto que los planos indican el número de salas que tienes que ver y en qué orden, pero depende por la puerta que entres a la exposición, entras por el principio o por el medio de la exposición y para ir al principio tienes que recorrer la propia exposición viendo de paso lo que vas a ver más tarde cosa que a los visitantes les hace seguir el orden que a ellos les apetece, o sea el que han establecido a su entrada, y eso no está mal ya que recordemos que esto es arte contemporáneo y ya se sabe, romper esquemas etc....

Mas allá del orden de las salas, destacar el orden expositivo en tanto en cuanto a la clasificación de los documentos, sobre todo fotográficos con el autor, el lugar que representa y todos uniendo un contexto geopolítico claro y eso en arte contemporáneo es de agradecer ya que el arte y la experiencia estética no está reñido con entender y a veces se peca de eso, sin embargo algo me falla en este aspecto y es el de las cartelas, volvemos a lo mismo, el debate sobre arte contemporáneo de pro cartelas, anti cartelas, bien yo me considero pro cartelas, creo que ayudan mucho al espectador, lo que no ayuda es que las cartelas a parte de estar en letra minúscula para la que hacen falta el telescopio del observatorio nacional para poder leerlas que estén todas juntas sin diferenciar obras hace que el espectador piense, con razón en mi opinión que para que va a leerlas si no va a saber cual es cada obra, desde el punto de vista museográfico es el único punto flaco de verdad que he encontrado, aparte de que en las salas audiovisuales, de las cuales por cierto había quizá demasiadas aunque muy interesantes todas la verdad, se echa de menos un respaldo en los bancos ya que la espalda al final se resiente.


La exposición nos habla de las transformaciones políticas y urbanas que sufren las ciudades y los territorios llevándose por delante culturas, oprimiendo pueblos entre principios de los 90 y los 2000, creo que eso se refleja perfectamente en la muestra, tanto en los archivos fotográficos, especialmente los fílmicos incluso en las obras textiles que considero la mejor parte de la exposición ya que es un reflejo más claro de la sociedad consumista y envenenada en la que vivimos. Para terminar una pega no hacia la exposición sino hacia la política museográfica del museo Reina Sofía en concreto con dos obras, una de estas obras era un móvil que proyectaba una sombra sobre la pared, esa pieza tenía el cartel tócame en la frente pero el personal del museo, amablemente , nos dijo solo mirar, así mismo una gran mesa llena de libros con el título "Steal this book", es decir roba este libro, preguntamos inocentes de nosotros, ya no se puede coger sino podemos mirarlo, la respuesta fue clara, NO, para finalizar, no es esto una descontextualización del arte en el más amplio sentido de la palabra, para que intentar hacer un arte "rompedor" si lo único que rompe es la lengua de los "guardianes" de la sala donde se expone la obra para decirle a la gente que no puede hacer aquello parar lo que, según el titulo del mismo libro, es para lo que sirve, y es que hay veces que queremos crear un discurso que nosotros mismos no cumplimos y eso para mí es un fracaso.

Sergio García Baltar

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