martes, 14 de febrero de 2017


LABERINTO  HACIA LA PARANOIA

 

Ficciones y territorios: Arte para pensar la nueva razón del mundo

Museo Nacional de Arte Reina Sofía.

26 de Octubre de 2016 - 13 de Marzo de 2017, Edificio Sabatini.

Comisariada por el propio director Manuel Borja-Villel, Cristina Cámara, Beatriz Herráez, Lola Hinojosa y Rosario Pereiró.

 

Nos encontramos ante una exposición de colosal, por no decir descomunal, cantidad de obras de diversa procedencia y temática, eso sí, siempre con un intrínseco carácter revolucionario como nexo, en las que medio centenar de artistas condenan las repercusiones negativas del feroz neoliberalismo económico y del imparable fenómeno mundial de globalización, que afecta a la sociedad, y en consecuencia, a los lenguajes de las prácticas artísticas desde la época de los 90 hasta ahora.

Se trata de un grito desesperado de dudosa articulación, en ocho etapas concretamente, cuya disposición roza la aglomeración de obras. También podemos encontrar una gran cantidad de documentación que, en vez de facilitar la lectura de la exposición, incrementa la caótica sensación de hallarse anegado en un mar de letras, fotografías y filmes sin una cohesión aparente.

Consideramos como una ardua tarea comprender el significado de las obras sin una prolija explicación, algo de lo que carece la exposición, por lo que para un porcentaje muy alto de espectadores, tanto la actividad artística, como la ingente cantidad de documentación, no les aportará ningún tipo de información, por lo que el sentido revolucionario y de concienciación social se pierde por completo, si es que era realmente ésta la finalidad.

Durante todo el recorrido de la exposición vemos un constante juego, o debate, entre lo ficticio y lo real, trasladando al primer plano lo que habituaba a estar en los más olvidados márgenes, dando grandes saltos en la historia, reencontrándonos con nuestras raíces, hasta con la cultura maya y su lengua Tzotzil, como hace, literalmente, la joven fotógrafa Maruch Sántiz Gómez.

El laberíntico camino comienza en “Globalización y territorio”, espacio en el cual se muestran las transformaciones mundiales causadas por el modo de vida consumista, imparable, e insaciable. También pretenden destacar la alienación a la que está sometido el ser humano, oculta bajo kilos de publicidad, señalando los contratos de trabajo como yugos. Entre todas las obras, destacamos la de Zoe Leonard, que muestra estas repercusiones en  Analógico (1998-2009), consiste en cientos de fotografías ordenadas en veinticinco capítulos, que describen de una forma documental los cambios industriales y comerciales que sufre Nueva York durante esta década. Encontramos un fenómeno llamativo en esta sección, autores como Leonor Antunes, Inés Doujak y Adrià Julià utilizan como técnica la apropiación de los relatos históricos para realizar una lectura distinta a las anteriores y así poder devolver una distinta crítica.

A continuación llegamos a “Fricciones políticas” donde los artistas nos muestran el cuestionamiento de los grandes relatos de la modernidad, y analizan los sistemas de representación en el arte como la teatralización de la historia, algo bastante extraño puesto que no parece tener mucha relación con el resto del hilo expositivo.

Más adelante, en “Territorios no gobernados” y “La ciudad “otra”” los artistas tratan el tema de las ciudades y los espacios marginales, afectados por los intereses capitalistas y el desinterés social que domina el mundo regido por el neoliberalismo.  Consecutivamente denuncian los conflictos generados en oriente, y procesos de transformación de la periferia industrial de Barcelona y de gentrificación de ciudades como Madrid.

Sucesivamente la exposición trata los conflictos más destacados de estas últimas décadas, provocados por el sistema económico mundial y de fronteras, como los comentados hasta ahora, y los tratados en las siguientes etapas; “El trabajo y la plata” con objeto de estudio la crisis económica en Argentina de 2001, “Poética de lo diverso” y los diferentes tipos de migrantes, “La modernidad fuera de tiempo” que cuestiona los lenguajes de la arquitectura moderna y su abrazo a lo tecnológico, y “ Vidas imaginarias” donde se utiliza la cita, la reescritura y la apropiación de materiales y textos, vinculando tiempo histórico y ficción.

 

 

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