LABERINTO
HACIA LA PARANOIA
Ficciones
y territorios: Arte para pensar la nueva razón del mundo
Museo Nacional de Arte Reina Sofía.
26 de Octubre de 2016 - 13 de Marzo de
2017, Edificio Sabatini.
Comisariada por el propio director Manuel
Borja-Villel, Cristina Cámara, Beatriz Herráez, Lola Hinojosa y Rosario
Pereiró.
Nos encontramos ante una
exposición de colosal, por no decir descomunal, cantidad de obras de diversa
procedencia y temática, eso sí, siempre con un intrínseco carácter revolucionario
como nexo, en las que medio centenar de artistas condenan las repercusiones
negativas del feroz neoliberalismo económico y del imparable fenómeno mundial
de globalización, que afecta a la sociedad, y en consecuencia, a los lenguajes
de las prácticas artísticas desde la época de los 90 hasta ahora.
Se trata de un grito
desesperado de dudosa articulación, en ocho etapas concretamente, cuya
disposición roza la aglomeración de obras. También podemos encontrar una gran
cantidad de documentación que, en vez de facilitar la lectura de la exposición,
incrementa la caótica sensación de hallarse anegado en un mar de letras,
fotografías y filmes sin una cohesión aparente.
Consideramos como una
ardua tarea comprender el significado de las obras sin una prolija explicación,
algo de lo que carece la exposición, por lo que para un porcentaje muy alto de
espectadores, tanto la actividad artística, como la ingente cantidad de documentación,
no les aportará ningún tipo de información, por lo que el sentido
revolucionario y de concienciación social se pierde por completo, si es que era
realmente ésta la finalidad.
Durante todo el recorrido
de la exposición vemos un constante juego, o debate, entre lo ficticio y lo
real, trasladando al primer plano lo que habituaba a estar en los más olvidados
márgenes, dando grandes saltos en la historia, reencontrándonos con nuestras
raíces, hasta con la cultura maya y su lengua Tzotzil, como hace, literalmente,
la joven fotógrafa Maruch Sántiz Gómez.
El laberíntico camino
comienza en “Globalización y territorio”, espacio en el cual se muestran las
transformaciones mundiales causadas por el modo de vida consumista, imparable,
e insaciable. También pretenden destacar la alienación a la que está sometido
el ser humano, oculta bajo kilos de publicidad, señalando los contratos de
trabajo como yugos. Entre todas las obras, destacamos la de Zoe Leonard, que
muestra estas repercusiones en Analógico (1998-2009), consiste en cientos
de fotografías ordenadas en veinticinco capítulos, que describen de una forma
documental los cambios industriales y comerciales que sufre Nueva York durante
esta década. Encontramos un fenómeno llamativo en esta sección, autores como Leonor
Antunes, Inés Doujak y Adrià Julià utilizan como técnica la apropiación de los
relatos históricos para realizar una lectura distinta a las anteriores y así
poder devolver una distinta crítica.
A continuación llegamos a
“Fricciones políticas” donde los artistas nos muestran el cuestionamiento de
los grandes relatos de la modernidad, y analizan los sistemas de representación
en el arte como la teatralización de la historia, algo
bastante extraño puesto que no parece tener mucha relación con el resto del
hilo expositivo.
Más adelante, en “Territorios
no gobernados” y “La ciudad “otra”” los artistas tratan el tema de las ciudades
y los espacios marginales, afectados por los intereses capitalistas y el desinterés
social que domina el mundo regido por el neoliberalismo. Consecutivamente denuncian los conflictos
generados en oriente, y procesos de transformación de la periferia industrial
de Barcelona y de gentrificación de ciudades como Madrid.
Sucesivamente la
exposición trata los conflictos más destacados de estas últimas décadas,
provocados por el sistema económico mundial y de fronteras, como los comentados
hasta ahora, y los tratados en las siguientes etapas; “El trabajo y la plata” con
objeto de estudio la crisis económica en Argentina de 2001, “Poética de lo
diverso” y los diferentes tipos de migrantes, “La modernidad fuera de tiempo” que
cuestiona los lenguajes de la arquitectura moderna y su abrazo a lo tecnológico,
y “ Vidas imaginarias” donde se utiliza la cita, la reescritura y la apropiación
de materiales y textos, vinculando tiempo histórico y ficción.
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