martes, 7 de marzo de 2017

Frío, frío que este concepto no es mío

Espacio: Galería Espacio Mínimo, Museo Geominero, Feria de Arte Contemporáneo ARCO 
Duración: 21 de Enero al 11 de Marzo y en ARCO del 22 al 26 de febrero 
Título de la exposición/es: Zoom In, Moving Stones, 25 People on 25 Hills 
Artista: Maider López 

By: Álvaro Orosa Talarewitz


Un proyecto, un concepto, tres espacios diferentes. Tanto en la galería Espacio Mínimo, en el Museo Geominero, como en el stand de la galería en ARCO, el efecto que me produce la obra de Maider López en su proyecto “Zoom In” es el mismo: me quedo bastante frío.  Es como una sopa un tanto insípida, cierto es que si uno se esfuerza se la puede comer, no es que sea vomitiva, ni mucho menos, ojo con las venas misantrópicas, pero a uno le deja indiferente. El esfuerzo que le exige al espectador de trasladarse a tres espacios diferentes (y más concretamente al espacio de ARCO, donde uno es invitado o ha de pagar una excesiva entrada) para mí, no está justificado. 
Uno puede pensar que podemos perseguir la belleza de Venus hasta el final del mundo, entre inclemencias de tormenta y nieve, pero de eso, a perseguir a Maider López, hay una poderosa distancia. Si uno la contempla detenidamente el concepto es casi atractivo, la técnica es más que buena, el discurso… casi bien hilado. La trayectoria a través de las diferentes bienales y exposiciones individuales la abala, uno casi puede ir predispuesto a adorarla, pero a mis ojos la realidad es ciertamente diferente. No me ha conquistado. No es la primera vez que sucede, ni será la última, lo mismo me sucede con la admiración que puedo sentir por la fotografía de Ricardo Cases, y sus diferentes series como “Sun”, actualmente expuesta en La Fresh Gallery de Madrid, o “Paloma al Aire”. Dos series de fotografías francamente buenas, pero con una identidad poco romántica que a  no me termina de atraer. 
Tal vez es que el concepto está bastante trillado y eso es lo que me repele. Lo hemos visto mil veces a través de las mal llamadas ya “vanguardias históricas”, pero con mucha más gracia a través del fauvismo, los colores, los diferentes escritos de Goethe, o las relaciones románticas entre el hombre y la naturaleza. Incluso cierto carácter decimonónico de clasificar a través de los colores o las localizaciones de las piedras. Las reflexiones entre lo que podemos entender como artificial, o que será aquello que es natural, la intervención del hombre en la naturaleza, la alteración de algo superior… Todo esto en realidad nos llama a la definición de la palabra innovación. Antes innovar se caracterizaba por la actividad creativa de la originalidad, hoy realmente la innovación habla de coger un concepto y transformarlo para darle una vuelta de tuerca. Esto en el arte se da así puesto que las vanguardias y el arte contemporáneo del siglo XX producen un efecto de creación difícil de superar. Pero este no es el caso de ninguna de las dos definiciones. No encuentro especialmente interesante que se me den muestras de color artificiales de los elementos naturales que hay en las fotografías, ni encuentro interesante una serie de coordenadas de piedras inamovibles, por intervención de la humanidad en este caso, móviles. 
Francamente, como he dicho, básicamente no encuentro nada a lo que disparar en la exposición de esta muestra tan gris, que en cierto sentido se adapta de manera bastante buena al sistema de valores en el que nos movemos hoy en día, entre lo blanco y lo negro. Uno tal vez de esta manera puede entender que puesto que no muestra puntos negativos es digno de ser contemplada “para pasar tal el rato”, pero a mi parecer esto no es aceptable. Ya en la biblia se ofrece el dogma sobre esta clase de identidades, puesto que a los grises al decir de Cristo “los vomitaré de mi boca”. 


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